miércoles, 16 de mayo de 2007

CAPRICHO

Quisiera morir un día, al declinar la tarde
entre la incertidumbre, de la luz del ocaso,
cuando en el horizonte, los reflejos se esparcen,
irradiando granates, rubíes y topacios,
para perderse luego, bajo el negro plumaje,
de un ave gigantesca, que oscila en el espacio.

Quisiera morir joven, cuando aún mis versos,
tengan ese arrebato, de pasiones ardientes,
no quiero que los años, marchiten mis anhelos,
ni se arrugue mi piel, ni se atrofie mi mente,
que al descansar mi cuerpo, rígido e inerte,
sean los labios tibios, de la mujer que más quiero,
los que cierren mis ojos con un beso postrero.

Quisiera morir joven, lleno de primavera,
antes que el recio invierno, doblegue mi silueta,
antes que se marchiten, mis sueños y quimeras,
para que mi recuerdo, sea siempre extraño y dulce
y tal vez se convierta en musa de un poeta.

Quisiera morir joven, cuando sepa que nunca
revolveré la dicha de la ilusión perdida,
cuando ante mí se yerguen, mis esperanzas truncas,
cuando pienso en lo injusto, que me ha sido la vida
cuando pienso en lo estéril, que fueron mis ensueños.

Valencia, 22 de Febrero de 1974

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