Yo te amaré en silencio, con ese amor divino,
que alienta en el creyente, cuando se hinca a rezar.
Te amaré, porque has sido de todos mis secretos,
el único que el alma, jamás podrá olvidar.
Yo te amaré en silencio, a través de mi vida,
porque el silencio es templo de nuestra gran verdad.
Quizás, mis actos digan por mi lo que no quiero
o tal vez los domine con brusca frialdad.
Seré callado, y solo en la quietud del triste,
y en mi boca cautiva, la frase morirá,
acaso una sonrisa o tal vez un suspiro
traicionará el silencio que me hizo callar.
Tal vez hasta te digan que me han visto riendo
y que alegre me vieron, a veces al pasar.
¡Desmientan tus adentros, mi alegría fingida,
porque sólo tu sabes, mi manera de actuar,
que sólo tu conoces, mi amor hecho silencio
y la enorme condena que esclaviza mi andar!
Esfinge del desierto, de mí vida azarosa,
veré pasar los años con mudez eternas,
tu sellaste mis labios, con un dulce secreto y
te amaré en silencio, hasta la eternidad.
Valencía, 05 de Noviembre de 1964
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1 comentario:
Definitivamente, mi poema preferido... ¡Bello, tío!
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